sábado, 1 de septiembre de 2012

Brand New / Modest Mouse: claroscuros desolados


I

En ocasiones almacenamos nuestra música de acuerdo a tonos. Consideramos, por ejemplo, que The Cure debe escucharse en momentos azules. Consideramos que Pink Floyd es un aliciente para el pensamiento o la alucinación. Consideramos, por el contrario, que The Beach Boys deben ser reservados para tiempos de júbilo, de amor adolescente, de playa y desgarriate. Por lo general funciona. El problema es que en ocasiones este sistema ignora ciertas relaciones; instantes no premeditados en que se establecen similitudes —incluso influencias— entre músicos de distintos géneros y tonos.

Un ejemplo —el ejemplo que me hizo concebir la idea para este espacio— es la relación, si puede llamársele así, entre Brand New y Modest Mouse. El amado, odiado, y siempre citado portal Wikipedia tiene que decir lo siguiente sobre el estilo de Brand New, banda de Long Island comandada por Jesse Lacey:

Brand New a menudo se describe como rock alternativo, indie y emo, ya que comenzaron como una banda de pop punk antes de desarrollar su sonido. La banda comparte un fuerte interés por una amplia variedad de bandas, desde rock clásico como The Beach Boys, Squeeze y The Cars, hasta actos más contemporáneos como Lifetime, Foo Fighters, Sunny Day Real Estate, Neutral Milk Hotel, Kevin Devine, Built To Spill, Nirvana y Radiohead. El vocalista Jesse Lacey también es conocido por su afición a The Smiths y Morrissey.

No hay mención alguna de Isaac Brock y su tropa de músicos. Y no tendría que haberla, pues (aparte de los amplísimos e inútiles términos alternativo e indie) parecen no ser actos similares. Wikimusicguide.com nombra como principales influencias de estos veteranos originarios de Washington a Pavement Y Pixies. Los nombres no se repiten. Relaciones de influencia obvias entre ciertas bandas (Nirvana y Pixies, por ejemplo) pueden ser detectadas, pero el caso es que los grupos no se interconectan en la primera generación de sus ancestros. Dejando de lado estos datos, Brand New se considera casi siempre como una banda oscura, y Modest Mouse como una más juguetona. Decir esto es, claro, ignorar la atribulada vida del compositor Isaac Brock, pero eso es irrelevante en estos momentos. Lo que pesa es que Brand New y Modest Mouse no pertenecen al mismo tono en nuestras bibliotecas de iTunes.

Los álbumes que usaremos para construir estas líneas fortalecen esa tesis y en apariencia agrandan la brecha entre las bandas. Estos son The Devil & God are Raging Inside Me (2006) por parte de Brand New, y This is a Long Drive For Someone with Nothing to Think About (1996) de Modest Mouse. El primero —aunque segundo cronológicamente— tiene un tema preciso y apabullante: las luchas espirituales internas, las batallas que libramos diario contra demonios engendrados en nuestro interior. Diez años antes, por su parte, Brock presentaba al mundo un disco debut cuyo eje principal era (visible desde el título) el hastío y la dispersión. A lo largo de sus 11 pistas, que rebasan la hora de duración, uno puede sentir el paisaje vacío que aparece en la portada flotar ante los ojos. La música es lenta, acercándose por momentos a las atmósferas del post-rock. Las letras están subordinadas al ambiente. Entonces, ¿tenemos dos álbumes opuestos? Parecería serlo. Luego las cosas se ponen un poco extrañas.


II


Brand New abre su álbum con una de las mayores odas al enojo escritas en la última década. “Sowing Season” es, por falta de un mejor termino y sin miedo a la equivocación, aplastante. Esto se logra tanto por la potencia lírica de Lacey, quien suelta frases que concentran todo el odio adolescente en unas cuantas líneas (“I’m just a man who knows how to feel/ I’m not your friend/ I’m not your lover/ I’m not your family”) mezcladas con el canónico poema If de Rudyard Kipling, como por el solidísimo acompañamiento de la banda, quienes estallan dentro de la canción en el momento del primer coro. Es esta estructura basada en claroscuros la que nos otorga una conexión insospechada.

Podemos encontrar algo muy parecido en la segunda pista del album de Modest Mouse, “Breakthrough.” Incluso es evidente que ambas canciones comienzan con una sección prácticamente a capella, con el único acompañamiento de una guitarra escueta y callada en el fondo. “Breakthrough” carece del tono lírico solemne de “Sowing Season”, pero lo compensa con poderío musical y una representación bien lograda de la confusión. En efecto, ya en este tipo de canciones podemos observar la inquietud epiléptica con que la banda seguiría atacándonos y deleitándonos por  los siguientes 15 años. Lo curioso es que ambas pistas se encuentran temprano en el álbum, en una posición de privilegio, y logran sus respectivos cometidos por medio de un marcado énfasis en el ataque y retirada, el ruido y el silencio intercalados en pequeñas explosiones.

Otra comparación prudente puede encontrarse en las canciones más largas de cada álbum —que a su vez son las pistas 5 de sus LP’s. “Beach Side Property” comienza con una sección agresiva, con una línea de bajo irresistible, pero de poco interés para esta comparación. Lo importante viene después. La canción deviene hacia la calma, de la cual se forma un crescendo lento, con distintas melodías, que dura alrededor de tres minutos. Es quizá en esta pista en donde se siente con más fuerza el tedio y vacío que dan tema al álbum. La letra expone, en términos difusos y no muy serios, un paisaje erosionado, y una Tierra que está harta de nuestra explotación. Por su parte Brand New presenta una pieza rica en crescendos, “Limousine (MS Rebridge).” De nuevo la banda de Lacey justifica el lugar oscuro que se le reserva en el imaginario con una historia increíblemente trágica sobre un accidente de tráfico. Es una coincidencia lírica que ambas canciones usen la figura de olas erosionando una playa, pero más allá de eso se nota en Brand New una voluntad imperiosa de versatilidad, que de nuevo los conecta con los de Washington. Alrededor del minuto 3, aparecen en una sección calmada de la canción (quizá el principio del mayor crescendo) unas notas de guitarra disonantes muy similares a las escuchadas a los 2:30 de “Beach Side Property.” Ambas bandas buscan, con ellas, imponer una cierta cacofonía y desolación —parecida a la de una carretera gris o un desierto crepuscular— antes de soltar las riendas al ruido, la catarsis de la pieza, si bien a Modest Mouse le lleva más tiempo arribar a ella. Al final, ambas canciones terminan en algo parecido al fade out, perdiéndose en la distancia como arena bajo las olas que describen en sus letras.

Las guitarras y voces disonantes que tanto distinguen a Modest Mouse (remitirse a clásicos de su discografía como “Float On” o “3rd Planet”) también aparecen en la que muchos consideran piedra angular del álbum de Brand New: “Jesus.” Esta vez no nos conducen a un crescendo, sino que forman parte integral del tejido en la canción, ya que la música en esta ocasión es tranquila casi por los 5 minutos de la pista. Ésta contiene el material lírico más profundo del LP:

Well Jesus Christ, I’m not scared to die
I’m a little bit scared of what comes after
Do I get the gold chariot?
Do I float through the ceiling?
Do I, divide, and fall apart?
'Cause my bright, is too sly, to hold back all my dark […]

Por tanto Lacey decide poner a la música en el asiento trasero y prescindir de las explosiones impresionantes que coronaban los coros en “Sowing Season.” Esto no lo hace una canción monótona, pues la melodía está llevada hasta sus últimas consecuencias con mano experta, pero sí significa el acercarse a territorio de lentitud y desolación. Es curioso que para lograr esto, Lacey no recurra a métodos similares a los de bandas como las que cita como influencias. No encontramos en “Jesus” el glamour acallado de Morrissey ni las melodías simples y formulistas de Foo Fighters, sino el disonante encanto lo-fi de Modest Mouse; en particular de la última canción realmente relevante de This is a Long Drive…, “Talking Shit About a Pretty Sunset.” En esta pieza Brock se deja ir como compositor, y abandona la ambigüedad de canciones como “Beach Side Property” para mostrar pensamientos desnudos (“I claim I’m not excited with my life anymore/ So I blame this town, this job, these friends, the truth is it’s myself”) que no muestran menor agudeza de pensamiento que los de Lacey, si bien omiten la presencia de una divinidad. Ambas pistas son lentas, se apegan a una sola progresión melódica durante la mayor parte de su discurrir, y terminan éste regresando a su tono original después de un breve clímax.

Dejaremos la comparación allí por cuestiones de espacio, pero siendo ambos LP’s perfectamente disfrutables y dignos, sería interesante continuarla, cosa que se puede hacer a modo de pasatiempo. Por lo pronto queda patente —o por lo menos constante— que álbumes apartados y no comúnmente relacionados logran metas similares —soledad, cuestionamiento moral— a través de métodos musicales similares como la disonancia vocal y armónica o los claroscuros impredecibles. También se nota, al escuchar, que ambas bandas están impulsadas por rabia profunda, si bien expresada en modos líricos distintos. Probablemente ninguno de nosotros tenga los medios para llegar hasta Jesse Lacey, y si los tuviésemos no usaríamos ese valioso tiempo en preguntarle qué tanto ha escuchado la etapa temprana de Modest Mouse. Es por eso que debemos, como escuchas, hacer este tipo de conjeturas para generar un oído más crítico e informado, que no sólo aprecie la música por lo que es, sino por cómo se relaciona con el mundo y la cultura que tiene alrededor. Es esta la actitud que guiará este espacio por tanto tiempo como deba existir; la de un escucha curioso, la de un pescador de ideas en el aire.

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